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Luis Oliveros: “Es lógico que el paralelo siga aumentando”

Luis Oliveros

El especialista afirma que de seguir la tendencia mostrada en los últimos meses, el cambio en el mercado negro, que en estos días ha superado los 20 mil bolívares por dólar, pueda duplicarse para octubre


Enrique Meléndez

El economista Luis Oliveros no duda en calificar a Nicolás Maduro como “el peor presidente en la historia de Venezuela”. Para ello se basa en los resultados económicos obtenidos durante su gestión.

Estima que la “terquedad” del mandatario “hace pensar que la crisis va a continuar” tras las medidas económicas anunciadas por el propio Maduro el pasado jueves.

“Son más de lo mismo, solo que más radicalizadas, por lo tanto no van a generar ningún bienestar en la población, muy por el contrario están encaminadas a traer más inflación y recesión”.

¿Qué opina sobre el aumento salarial decretado por Maduro, el quinto en lo que va de año?

—Según la Asamblea Nacional la inflación a agosto ronda el 366 %. Si suponemos una inflación de 21 % en septiembre y comparamos esa inflación acumulada con lo que ha subido el salario integral en este 2017, tendríamos una caída en el poder adquisitivo cercano al 37 %. El aumento aprobado es de Bs. 2.500 diarios adicionales, dinero que no le mejorará la vida a nadie. Maduro insiste en repetir sus errores en política económica, indudablemente no puede hacer otra cosa porque es prisionero de la ideología.

«El aumento aprobado es de Bs. 2.500 diarios adicionales, dinero que no le mejorará la vida a nadie», afirma Oliveros sobre el anuncio salarial Pasó de aumentar el salario mínimo a 136.543,4 bolívares

Otro aspecto que llamó la atención de los anuncios tiene que ver con la aprobación de las casas de cambio en todo el país…

—El tema de las casas de cambio en toda Venezuela es otra muestra de equivocaciones. Si no reconoces el precio que dicta el mercado, no generas confianza en el bolívar y explicas de dónde saldrá la oferta para alimentarlas, esas casas de cambio están condenadas al fracaso. Ese anuncio junto con la nueva cesta de monedas con la que Venezuela dice que manejará sus reservas y pagos externos, profundizarán la tendencia alcista en el mercado paralelo.

También preocupa el anuncio de disminución del IVA para pagos electrónicos. Venezuela tiene un déficit fiscal gigantesco, de dos dígitos, y esto empeorará si los ingresos tributarios caen. Esto nos dice que el problema del efectivo es grande y va en vías de complicarse aún más.

Pareciera que quienes asesoran a Maduro en materia económica no lo quieren o les gusta generar pobres en Venezuela.

¿Por qué la población se muestra aprehensiva ante los anucios gubernamentales de aumentos de salarios?

—Desde la llegada de Maduro a la Presidencia la inflación acumulada ha sido superior al 18.500 %, el salario mínimo ha perdido un 75 % de su poder adquisitivo, mientras que el salario integral casi un 60 %. En los últimos cuatro años (incluyendo 2017, el cual estamos esperando una contracción del 15 %) el PIB acumulado ha caído un 37 % y el PIB per cápita un 40 %. Las reservas internacionales de hoy equivalen a las de 1972 (en términos reales) y per cápita a las de 1941 (también en términos reales). La pobreza no para de crecer en Venezuela, al igual que la inseguridad. Es lógico que la población sea pesimista con sus “medidas económicas”, por algo tiene más de 75 % de rechazo. Maduro es ya el peor presidente en la historia de Venezuela. Los resultados económicos obtenidos en su presidencia así lo demuestran y su terquedad para cambiar hace pensar que la crisis va a continuar. En lo personal no espero nada positivo de esas medidas.

«Desde la llegada de Maduro a la Presidencia la inflación acumulada ha sido superior al 18.500 %»

Algunos dirigentes empresariales han señalado que el segundo semestre será peor en materia de escasez de alimentos y de alto costo de la vida. ¿Está de acuerdo?

—Sin un cambio en la manera en la que se está manejando la economía, las malas noticias en ese aspecto serán la costumbre. El Gobierno sigue teniendo una fe casi ciega en el economista español Alfredo Serrano Mancilla y a él se le unen un conjunto de supuestos “economistas” venezolanos marxistoides dinosaurios que abogan por radicalizar —y empeorar— lo que se viene haciendo —y muy mal— en el país. Venezuela no sólo va encaminada a su cuarto año en recesión —y segundo con una caída del PIB de dos dígitos—, sino también a una inflación superior al 1.000 %. Increíblemente no hay una reacción a tal desastre en el alto Gobierno ni en su partido político. La crisis se hace larga, muy fuerte, pero en el Gobierno insisten en la retórica de la guerra económica, mientras tanto la población sufre.

¿Usted pudiera explicarnos el por qué se habla en estos momentos de unos bonos nulos de Venezuela, que han causado un cierto rechazo en los mercados internacionales?

—Tal vez sean los bonos Venezuela 2036, los cuales fueron emitidos por el Gobierno sin el permiso de la Asamblea Nacional actual. Esos bonos están en custodia del Banco de Venezuela y se los han ofrecido a varios contratistas del Estado, pero nadie los quiere. Fueron los bonos que se nombran en las últimas sanciones de EEUU a Venezuela y que los bancos norteamericanos no pueden comerciar.

En los últimos días hemos visto como ha surgido una nueva crisis con el efectivo. ¿A qué se debe esto?

—Debemos recordar que desde hace mucho tiempo los economistas alertábamos la necesidad de emitir billetes de más alta denominación, porque la inflación se estaba comiendo la capacidad adquisitiva de nuestro cono monetario. El Gobierno y el BCV se tardaron en ejecutar esto y adicionalmente lo han hecho de manera bastante lenta, no con la rapidez que el problema lo amerita. Entre 2011 y 2016 por estas fechas, la porción del efectivo en la liquidez monetaria promedió 8,7c% del total, hoy es de 7,5c%, lo que significa que el BCV debería imprimir o importar billetes por el orden de los Bs. 372.824 millones para equipararnos con el promedio de los últimos 6 años. En una economía con una galopante inflación, con elevada desconfianza, con fallos en los medios de pago, con necesidades crecientes de efectivo, no es sano no sólo ese déficit de billetes, sino también que el billete de apenas Bs. 100 represente hoy cerca del 46% del total de los billetes —y 37 % si incluimos las monedas—, mientras que los nuevos, y de más alta denominación, sean sólo el 3 % del total.

Cuando la reforma monetaria, el billete promedio era de Bs. 20, tomando en cuenta la inflación acumulada en estos años; para diciembre de 2017 ese billete promedio debería ser mayor a Bs. 20.000. Al ritmo inflacionario actual —extraoficial 30 % para agosto y promedio mensual de 20 %, cifras que indican que por ejemplo la inflación de un mes en Venezuela equivale a la acumulada de 10 años en países como Perú, Colombia o Chile—, pronto hablaremos de la necesidad de expandir a Bs. 50.000 y Bs. 100.000 nuestro cono monetario. El BCV debe adelantarse a la necesidad, no actuar cuando esta llegue.

«Los nuevos billetes, y de más alta denominación, representan sólo el 3 % del total»

La principal medida que el Ejecutivo debería tomar para acabar con la crisis del efectivo es controlar la inflación. Lamentablemente el Gobierno no tiene política antiinflacionaria más allá de enviar a los fiscales de la Sundde para verificar precios, márgenes de ganancia y por ejemplo exigirle a las panaderías que no hagan “cachitos” ni “pastelitos” pero si más “canillas”. No es casual que en el mundo sólo Cuba, Corea del Norte y Venezuela tengan una institución como la Sundde.

«La producción petrolera sigue cayendo»

Recientemente Pdvsa publicó sus balances financieros, ¿cómo está la situación de la estatal venezolana?

—Los balances financieros de Pdvsa nos dicen que su situación financiera es peor de la que nos imaginábamos, que ya era bastante mala. Pdvsa recibió unos 5.700 millones de dólares por parte del Estado para hacer frente a las pérdidas que le genera vender gasolina, diésel, etcétera, en el mercado nacional, pero también registró una ganancia cambiaria por más de 6.000 millones de dólares. A pesar de esos dos ingresos, apenas pudo obtener unos 800 millones de dólares ganancia neta.

Dicho de otra forma: Pdvsa, sin la ayuda del Estado ni juegos cambiarios, tuvo pérdidas por casi 11.000 millones de dólares. La situación de la empresa es tan difícil que la propia KPMG tuvo que poner al inicio del informe unos “asuntos claves de auditoría” para mostrar por ejemplo problemas de corrupción en los procesos de procura y pagos a proveedores. La producción sigue cayendo —en 2016 la disminución fue de 292.000 barriles diarios, una caída del 10 %; si hacemos la comparación desde 2014 la disminución es de 328.000, un 11 % negativo; pero si nos fijamos en 1998 la reducción es de casi un millón de barriles al día), las exportaciones obviamente también disminuyen, pero paradójicamente el financiamiento para el pago de las ventas de crudo a países de PetroCaribe y Cuba subió de 3 3% a más de 90 %.

A los países de los convenios energéticos, Venezuela destinó 123.000 barriles diarios en 2016, petróleo que ha debido venderse en otros mercados, obtener pagos en efectivo y no generar cuentas por cobrar a largo plazo, sin embargo la política es prioridad y no las necesidades de la población. También es llamativo como los aportes sociales caen —en dólares— en un 88 %. Sin lugar a dudas, a Pdvsa hay que hacerle una profunda auditoría.

¿Estará en capacidad el Gobierno de afrontar el pago de los bonos de Pdvsa que se vencen en los próximos meses, a propósito de la situación en la que ha quedado luego de las sanciones de Trump?

—Dependerá de la gravedad de las futuras sanciones que imponga Trump. Si esas futuras sanciones involucran un veto a la compra por parte de EEUU de petróleo venezolano o más restricciones con los bonos, el default es un hecho. Si se quedan sólo en las que tomaron hace unas semanas, Venezuela podrá pagar aunque a un precio elevado en disminución de importaciones de alimentos y medicinas. El Gobierno está muy consciente y le teme a las consecuencias que generaría un default. El caso argentino le sirvió como aprendizaje, además de nuestra extrema dependencia externa.

En lo que resta de 2017 la República y Pdvsa deben cancelar unos 3.998 millones de dólares, donde entre el 27 de octubre y el 2 de noviembre debemos pagar unos 2.224 millones de dólares. Es importante tener presente que el que puedan pagar en 2017 no implica que los pagos en 2018 estén garantizados. El default es seguro —si no en 2018, en 2019 o en 2020— mientras el Gobierno no cambie su manera de hacer las cosas en el área económica y temo mucho que un default desordenado —con las sanciones actuales es complicado hacer uno ordenado— sería una tragedia para los venezolanos.

«Dólar estará en Bs. 40.000 en octubre»

En esta extrema volatilidad en la que se ha movido el dólar, se ha llegado a especular que pudiera ubicarse en 40 mil bolívares. ¿Será cierto?

—En noviembre de 2016 les dijimos a nuestros clientes que se prepararan para un escenario de más de Bs. 20.000 por dólar para el último bimestre de 2017. Algunos nos llamaron “profetas del desastre”. Desde hace meses nuestros números tuvieron que ser ajustados —al alza— por dos temas nuevos: la Asamblea Nacional Constituyente y las sanciones de EEUU a Venezuela. El primero aleja inversiones y suma mucha incertidumbre; el segundo puede generar una caída importante en los ingresos en divisas y aumenta el peligro de default.

El paralelo desde julio hasta la fecha ha subido más de lo que había aumentado en todo el primer semestre del año. Si continúa ese comportamiento, el Bs. 40.000 se alcanza en octubre. Si las próximas sanciones económicas de EEUU incluyen al petróleo venezolano, ese número pudiera duplicarse. En Venezuela es lógico esperar que el dólar paralelo siga aumentando, quien afirme lo contrario no entiende lo que le ocurre a nuestra economía. No hay posibilidad de lograr estabilidad cambiaria mientras el control de cambio siga existiendo, junto con un déficit fiscal de dos cifras y una monetización de este. Venezuela ha entrado en una senda explosiva, no hay ninguna confianza en la moneda nacional y el Gobierno lleva a cabo una loca política económica, por lo tanto la volatilidad en el mercado paralelo la vamos a seguir padeciendo, junto con una clara tendencia alcista. El dólar ha sido el refugio por excelencia de los venezolanos ante una crisis y en la situación actual, que diversificar los portafolios es tan difícil por la escasez de opciones, su demanda aumenta.

“Al madurismo le gusta la escasez y la inflación, le sirven para ejercer control social y chantajear a una población hambrienta y desesperada”

Se tiene entendido que por subasta se otorgan unos 50 millones de dólares, de los cuales 45 millones van a Dipro y 5 millones al Dicom. ¿Qué explica el hecho de que haya escasez?

—La escasez en Venezuela tiene varias causas. Una es la deplorable situación del aparato productivo nacional, otra es la caída alarmante en las importaciones y también hay que sumar la enorme distorsión de precios relativos que padece Venezuela. El Gobierno sigue sin querer resolver los problemas. Su atrasada ideología no los deja asimilar que los controles, las expropiaciones, el discurso agresivo y la manía por entrometerse en las decisiones económicas que deben tomar solo los privados son las causantes de la actual crisis. Conforme empeore la situación externa, así lo hará la escasez. Al final uno termina por pensar que al madurismo le gusta la escasez y la inflación, le sirven para ejercer control social y chantajear a una población hambrienta y desesperada. Los CLAP se convirtieron en un lamentable mecanismo de extorsión. Un Gobierno que se preocupara por el bienestar de la gente desde hace tiempo habría desmontado los controles, emprendido un plan de privatizaciones y optado por la adopción de una economía de mercado, indudablemente este no es el caso en Venezuela. La situación antes de mejorar, empeorará.


Una muy mala noticia

Se ha señalado que luego de la Constituyente la situación se empeoró: se disparó el paralelo, el cartón de huevos pasó de 14 mil bolívares a 36 mil, se acrecentó la delincuencia. ¿Cómo ha visto usted este proceso?

—La Constituyente fue una muy mala noticia para Venezuela. En lo institucional, porque atacó las últimas dos instituciones que funcionaban de manera independiente en el país: la Fiscalía y la Asamblea Nacional; en lo político, porque dinamitó toda posibilidad de un acuerdo entre oposición y Gobierno, aumentando la tensión entre estos; casi diríamos que catastrófica en lo social y lo económico, porque no resolverá ningún problema en esas áreas, muy por el contrario los profundizará. Adicionalmente, la Constituyente ha sido el empujón final para que miles de venezolanos huyeran del país y otros tantos empezaran a afinar sus planes para irse. A más de un mes de estar operativa no ha parado de generar inconvenientes. El hilo constitucional se rompió, no tenemos fecha de nuevas elecciones regionales y la posibilidad de unas elecciones presidenciales luce escasa.